lunes, 17 de agosto de 2015

PRESUPUESTOS


A) Hay siempre en lo que decimos ciertas consideraciones no-dichas –o no expuestas explícitamente. Son fuertes y variadas presuposiciones: unas corresponden a aquellos sobreentendidos que sirven para saber cuándo algo de lo que se dice es falso o verdadero; otras, tienen que ver con el modo en que lo dicho tiene funciones. En ese orden, de un lado, los presupuestos remiten a las condiciones básicas para el uso lógico de las proposiciones; de otro, los presupuestos se relacionan con los actos enunciativos y el uso intersubjetivo de las palabras.
Los presupuestos de los enunciados pueden ser entendidos como condiciones que garantizan la posible determinación del valor verdadero de los juicios expresados con palabras. Así, decir que ‘alguien ha venido’ tiene como presupuesto que alguien ha venido, en efecto. O sea, entendidos como condiciones que satisfacen el uso correcto de los enunciados, los presupuestos remiten a contenidos verdaderos y verificables. Tales presupuestos se pueden caracterizar como pertenecientes fundamentalmente al contenido de lo expresado.
Se dice en la línea del análisis lógico del lenguaje que los presupuestos de los enunciados tienen que ser verdaderos o falsos para que puedan ser presentados con la intención de ser verificados y refutados.
B) Ejemplo:
C)
Según Ducrot, podemos decir que este ejemplo está dentro del presupuesto general, porque cuando dice “A buen entendedor pocas palabras”, hay un contexto cultural compartido que es el refrán. Como también es un presupuesto ilocutivo, ya que ésta situación planteada  trata de una publicidad, y  amerita “vender”.
También encontramos presupuesto de lengua de tipo existencial, porque cuando dice, toma energy cerebral, es porque en verdad existe tal pastilla. otro presupuesto que podemos apreciar en el ejemplo es del tipo adverbial, cuando dice "Todavía existe una solución".
 
 
Reyes, Graciela (1996): “¿Qué es la Pragmática” y “Lo dicho y lo implicado: el modelo de Grice” en: El abecé de la Pragmática. Madrid: Arco Libros, Capítulos II y III

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